martes, 30 de diciembre de 2008

El número mágico

Mientras en el telediario de las nueve resumen, por octava vez, un año cargado de emociones, crisis y guerras, yo escucho atenta al fondo de mi cuarto la discusión que mantienen Lamarck y Darwin.

Uno habla de lo escrito sosteniéndose en la base que forman mis orejas con los arcos de tus cejas, y el otro mantiene el cambio eterno al que he estado acostumbrada este año…pero para bien. Tolera mi evolución personal desde un paso del odio absoluto a una profanación del cariño inconfesable.

Lamarck, y sus jirafas, me embelesan de tal manera, que quiero creerles escondida detrás de la puerta, hasta el punto de jurar por bandera que los círculos que se esconden en la piel del 2009 estaban escritos desde el principio de los tiempos en las tablas de… Daimiel.
Y como las ranas croan sin parar a través del espejo de mi baño, yo canto alegre por el pasillo, mientras se inunda mi cabeza con tus canciones y aparece un duendecillo con gorro que asegura que “la vida es la selva”, justificando sus afirmaciones con el oso rudo que me pone el quicio de la espalda al revés cada fin de semana.

Mientras tanto, mi madre se empeña en casarme el año que viene con el chico del muérdago, y lo que no sabe es que durante todo éste he perdido el 69% de mis lunares con quien yo he elegido.

Mi evolución tiende, como diría aquel señor del fuego, a la inexistencia, porque cada día el tiempo se me pasa más rápido, sin darme apenas cuenta de cuan mutados están mis ojos. Quizás es que sea... una de esas "especies que desaparecen", y es que...
He vuelto a la boda de mis padres,
reseteé con el chico que me volvió loca,
y vi como volvía el pasado mientras yo metamorfoseaba a Sherezade…

Me niego a morir en el 2008, así que entro al 2009 con todo mi afán de supervivencia inscrita en las yagas de mi piel, que, últimamente, se amoldan a tus huesos.
Me amoldo, y selecciono cada una de mis palabras como llevo haciendo desde que era un pequeño renacuajo atrapado en el charco que se forma en la terraza de mi abuela.

Mientras escribía esto, sonó un beso, y es que creo, que delante de estos tiempos, tan malévolos e inexorables, sólo queda espacio para el devaneo existencial mientras se estudia (eso si es que puedes), así que deduzco que por hoy, Lamarck y Darwin han hecho las paces, han tomado tregua, y han decido fundirse en abrazos y besos.

Y mientras tanto, sigo aquí dejándome en el tintero a un loco, borracho, perdido que se niega a borrarme de sus manos,
a un arcángel que se rompió las alas al caerse del cielo,
a una profanación de la luna que se torna en verde,
a una boca predilecta y a un agujero negro que me pierde en el Universo.

Me dejo a un par de reinas,
a una médica desafortunada en el azar,
a una infeliz en el espejo,
a una amiga perdida,
a una encontrada,
a unas princesas en la oscuridad,
a un gato que pierde a su dueña,
a una que lo encuentra,
una vela encendida,
un deseo cumplido
y un beso dado.

Me dejo a bancos encriptados,
a amuletos que se encuentran de repente,
a sonrisas escritas en pizarras,
a declaraciones escritas en comas,
a desahogos mentales asesinados en café,
a niñas lloronas,
a niñas listas
y a muchas niñas tontas.

Me dejo a mis soles caseros,
a mis tesoros escondidos entre las sábanas,
y a los secretos que guardan las paredes de cal de la casa del campo…

Me dejo en el tintero a mis amigos de siempre,
a los que se fueron,
y a los que llegaron con el calor de las primeras flores de mayo,
a los gatos callejeros,
a los malévolos,
y a los príncipes de mis puntas de benceno.

Me dejo eso, y mucho más, y lo guardo en el noveno cajón, esperando usarlo todo, en cada una de las miles de frases que salen de mi boca cada día…
Espero que cada uno de los desbordes de mi tintero sigan siendo como siempre, tan lindos pudiendo ser tan negros…










He llorado
He sentido
He soñado
He querido

He bebido


Pero sobre todo…

He VIVIDO








Gracias a los que han hecho del 8, un número mágico.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Lunares...




Entra…mientras intentas descubrir en la oscuridad de mis pupilas cada uno de los lunares que tengo escondidos en el pecho.

Entra, y siente cada uno de los puntos cardinales del mapa que dibujan mis piernas.
Siéntelos, como se sienten los granos de arena calientes en los pies.
Siénteme, como el lunar que aún palpita árduo en el quicio de mi boca, mientras se acompaña de jadeantes penitencias verbales.

Entra lento…y sin hacer ruido

Comamos lunares en el desierto,
Hagámoslo muy lento...

Yo los de tu boca
los de mi cuello








Tus ojos, de caramelo
conjunción perfecta de momentos.
Tu boca, de terciopelo
custodia eterna de mi pecho.
Tu boca, con mis ojos...buscando aquella noche
lunares en el desierto

martes, 9 de diciembre de 2008

Odio


Odio el eterno retorno...
y la forma en la que se volatilizan mis lágrimas sobre la almohada cada vez que echo de menos querer ir al fin del mundo...





Odio, porque amé sin pensar
Odio, porque pensé sin amar











Y hoy odio…
Por no poder parar de…volar…
Y dicen...que del amor al odio sólo hay un paso...

Y yo digo...que a veces elegimos no parar de andar...























Mi error…coger tu mano ciega, y sin pensar…

Tu error…sólo amar






Se acercan las Navidades...y su eterno ciclo...
...sin fin...

viernes, 5 de diciembre de 2008

Volver...


Volver…

Volver al principio, o a aquello que marca o un comienzo…
Volver a tener los tonos blanco y negro combinados con el más triste gris detrás de las orejas…
Volver atrás, en el tiempo, a los días en los que sólo las rodillas de mamá eran las que te quitaban en miedo
Volver a jugar con las muñecas, creando historias imposibles…
Volver a tirar la sonrisa a la basura
Volver a comer carmín en el baño, en lugar de unos labios
Volver a caminar descalza por casa, y sentir el frío de la soledad en los pies
Volver a querer dar paseos imposibles los domingos
Volver a quedarme dormida viendo la película de la televisión
Volver a querer ser ésa niña…y no otra
Volver con la mirada en la espalda y los ojos en otra cara
Volver a mirar la boca traicionada
Volver a quedarme trastornada
Volver a pederme en la curva de mi caracola
Volver a perder las piezas importantes de mi puzzle
Volver a vivir pegada a los papeles
Volver a la nada de los días de rutina
Volver a caminar a gatas
Volver a traicionar mi mirada
Volver a comer chocolate a escondidas
Volver a no tener ganas de nada


Volver a la rutina de los días tristes de otoño







Y lo peor es que no llueve…nieva