martes, 29 de abril de 2008

Diario de...

…abril.
…una incompleta que nunca encuentra la pieza que encaja “perfectamente”.
…una desconocida que no reconoce sus ojos en el espejo del baño del fondo.
…un torbellino que gira con su autosuficiencia irreverente.
…una idiota.
…una muerta de corazón que no riega sentimientos.
…un lémur perdido en Asia.
…una gacela en Irlanda.
…un pez nadando en la bañera de la abuela.
…un 10 sin su cero.
…un Newton sin manzana.
…una Dánae sin “lluvia dorada”.
…una maga frustrada que olvidó su varita en el alféizar de la ventana.
…una bruja que no encontró el rastro de migas de pan.
…una judoka experta en llaves al corazón.
…una bailarina sin tutú.
…una “barbie” sin zapatos.
…un perro que habla.
…un pintor sin colores.
…una universitaria sin fiesta con veinte pecas dibujadas en la cara.
…un escritor sin musa.
…un cantante sin voz.
…una ciega observadora.
…una niña perdida en el parque.
…una sirena varada.
…una rosa fuera del rosal.
…un sueño que no recuerdo.
…un comienzo que no entiendo.
…un silencio que sabe a fresa.
…un beso que suena como el cascabel de ayer.

Diario de 30 razones por las que abril es un mes incompleto.





...y la mirada perdida,
en una carretera vacía...

miércoles, 23 de abril de 2008

La playa y el gato

Quizás no tuviera la arena más fina
Ni tampoco el cielo más azul.
Quizás no hiciera el calor que debiera
Ni tampoco hiciera lo que debiera yo.

Tan sólo recuerdo que mi corazón quería tomar
Un barco rumbo al Norte,
Pero en el Sur estabas tú.

Zozobró y se quedó encallado
En las pecas de tu espalda.
Esas pecas que me recuerdan
Granos de arena en mi toalla,
El trapo que sólo contigo quería compartir.

Como el gato curioso que no resiste
Acercarse a los tesoros que la Tierra esconde,
Tampoco resistí yo tus dedos dorados.
Los mismos dedos que arrancaron
Una a una mis tristezas.

Como la absurda niña caprichosa
Olvidé mis ataduras
Y salí corriendo por ti, al mar alborotado.

Fue entonces cuando vi como
El gato negro (quizás por el Sol) cayó al agua,
Llevándolo las olas hacia el Sur.

Y en el Sur, nuevamente,
estabas sólo tú.




~ Las olas arrastran los tesoros del mar, como el destino nos arrastra al deseo y la locura del amor ~




Al gato de pelo negro que se bañaba en…Gandía.

martes, 15 de abril de 2008

Si respiro, me ahogo...


No sé qué me pasa que de mi boca sólo salen palabras sin sentido.

No sé qué es lo que tengo aquí guardado que no sabe si salir, si quedarse ahí, quieto callado…o si por el contrario quiere salir bufando y arañando todo lo que encuentre a su paso.

No sé si en el fondo, tengo trastorno bipolar, o es que mi corazón simplemente es un ying-yang retorcido en tonos blanco y negro.

No sé si me molestan las caricias del viento, o los rasguños del paso del tiempo.

No sé si me ahogo en un mar de cerezas (de esas que últimamente parecen caer de los árboles regidas por una regla bioestadística condenada al fracaso), o en un vaso de sentimientos.

No sé si soy espontánea, o soy una de esas reacciones más de la vida, supuestamente libres, que siguen indecorosamente a Gibbs.

No sé si la distribución de mis días sigue una probabilidad caótica, o si por el contrario, mi vida está tan determinada que pierde el gusto por lo inesperado y le sabe mejor lo cotidiano.



Ya no sé si soy yo, o es el mundo el que gira al revés…o si en realidad vivo ya en Júpiter (pasando de Venus muy lejos) deseándolo hacer en Burguess Shale.

Ya no sé si la chica de pestañas largas me conoce mejor que la imagen que se refleja en el espejo del baño, o si realmente la pecosa que duerme debajo de mi cama sabe perfectamente lo que quiere y se dedica a pasar su tiempo jugando conmigo por las noches, como si en sus delirios infantiles se encontraran las únicas respuestas…

Ya no sé si la congestión se me ha subido a los pies, o bajado a la cabeza…y es que lo único que sé es que si respiro, me ahogo.








Pequeño dios, te cojo prestadas unas cuantas cerezas ;)


y es que esta vez, la inspiracion salio de nuevo en una conversacion a trompicones

viernes, 11 de abril de 2008

Sabor a cebolla



Con mirada tímida sonríe cada día
Dejando en sus ojos una triste historia
Que poco a poco vence su sonrisa
Y olvida su memoria.

Viajes inacabados en un tren,
En sus ojos sabor a cebolla
Y con los sentidos que parecieran no conocer.
Destino de tono amargo
Pero fuerza de color fresa en su boca.



Sonríe hoy pequeña reina
Como si tu nuevo pelo te diera fuerza.
Hoy tus verdes ojos brillan
Y pareciera que de tu boca de fresa
(con ese símil de “negra”)
Ya no quisieran brotar las tristezas.

Sonríe hoy, pequeña,
Que ya sabes que la pena
Es un sentimiento inútil
Indigno de una…princesa.







11:25 a.m. Inspiración bioestadística.
7/4/08








A mi pequeña Patry, y sus inocentes conversaciones


en el coche, y en la sombra de la cafetería.


Porque no quiero que tener que dejarte más "posid" en el cuaderno ;)


Porque siempre me acompañas aunque no estés sentada a mi ladito.


Porque ers una muñequita frágil.


Porque te quiero.
Porque sí
Sonríe Princesa

domingo, 6 de abril de 2008

El paseo...


Se acostó un viernes con el estómago lleno de nervios, como si hubiera sido la única cosa que pudiera comer.

Durmió agitada entre las sábanas esperando la llegada del sábado. Sonó el despertador y el cuerpo y el alma parecían no estar unidas: el primero estaba sentado en una silla, y la segunda había llegado ya a la tarde esperando una llamada, o una simple sorpresa.

Sirvió a su sangre de lo que pudo y lo que su temblorosa garganta le dejó, y marchó, una vez más a Moncloa con las zapatillas roñosas de siempre, el traje azul imponente con el blanco guardado debajo en la mochila, y la tarjeta de arco iris que podía significar el pase a la gloria.

Una hora más, un mensaje que no llega, un juego de pies adornados con pulseras azules, el pecho blanco y esta vez las mariposas revoloteando por el ambiente caluroso que acompañaba a la madera…
Con sorpresa, oyó su nombre una vez más y cuando quiso darse cuenta los brazos de la mujer trajeada de nariz ancha se habían abierto esperando su llegada.

Las pulseras llegaban ahora a las rodillas torcidas de siempre, los nervios salían de la boca y se expresaban con las manos que intentaban demostrar la fuerza que sólo el bajito de gafas y el enano con alas supieron ver en su día.

Por un momento vio que esta vez sí podía, que podía y que valía y que la fuerza de sus demonios acompañaba cada uno de sus momentos.

De nuevo llegó la Injusticia vestida con tres corbatas a rayas y contuvo una vez más la respiración, se atusó el pelo y apretó el cinturón. Sacó un nuevo as de su manga mientras seis ojos angelicales y 4 expectantes miraban como de nuevo fallaban sus rodillas machacadas.

La Injusticia ganó aquel día, pero ella aprendió (después de tanto tiempo) que la fuerza de sus demonios vestidos con alas de mariposas eran los que precisamente le harían poder luchar el resto de sus días.



Los seis, se convirtieron en diez ojos con complejo de repisa…y después en cinco sonrisas amables, una de ellas con sabor a gloria de fresa.
De recuerdo, una bonita medalla color violeta en la izquierda y un broche rojo en el pie derecho.

Supo que si por un momento anduvo por el Arco Iris, fue porque ella, por sí misma, podía hacerlo.




Gracias a Jorge, Tere y Ringo
por ser mis ojos angelicales; y a
Juancar y Yoli por brindarme un día más
la confianza que sólo ellos saben poner en mis
fastidiadas rodillas.

miércoles, 2 de abril de 2008

...el dos...


Día de lluvia.
El bus que no llega.
La hora pegada.
Una mentira.
Un pie en un charco.
Un mal beso en la mejilla.
Una chaqueta fea.
Un jersey blanco con el pelo enmarañado a juego.
Pegatinas de Fanta dentro de la botella.
Manzanas verdes en un plato.


Durante tres horas habló de todo lo que se le ocurría, mientras que años después no sería capaz de recordar ni una sola palabra.
Durante tres horas asentía observando más allá de sus pupilas.



Bajó al baño.
Bajó al baño y se encontró un nuevo asiento.
39 grados en la cabeza.
Deseo infantil en la boca.
Miedo adulto en los gestos.



Ganas de llorar.
Por fin.
Incapacidad de mirada.



Pasiones por unir.
Errores por cometer.
Una línea quebrada en la espalda.
Una cara grabada en el pecho.
Y un dos tatuado a fuego al lado del dedo meñique del pie izquierdo.




~alguien dijo una vez "el dos es el mejor"~


...y desgraciadamente a mi siempre me gustó más el siete...