sábado, 14 de abril de 2012

Infelices

Sólo los ignorantes se creen que por quemar un álbum, los momentos que sus hojas recogían dejaron de existir. Infelices.

martes, 21 de junio de 2011

Ausencia.

Lo peor de la Ausencia es no sentirla.

miércoles, 8 de junio de 2011

El camino de los 23.

Mi madre dice que no debería preocuparme ni entristecerme porque se haya acabado esta etapa. Dice que supone un paso más en mi vida, como cuando se te cae el primer diente, das el primer paso, o dices tu primera palabra. Más o menos así. El caso, es que no recuerdo acabar una etapa con tanta pena.
Cuando salí del colegio, recuerdo que fue un día especial…pero no triste. La mayoría, nos veríamos unos meses después en el instituto, por no contar que nos quedaba pasar por delante el posible mejor verano de nuestras vidas. Y es que, a quien preguntes, te dirá…que el “verano de lo verde” fue el mejor. Y eso, que no había más que pipas, bicis y calor en ese verano.
Después, llegó el insti, y con ello, la siguiente etapa…la de empezar a forjar lo que se suponía la mayoría debíamos saber que ser ya. Y dios…lo que costó que me decidiera, pero cómo mereció la pena. La verdad, que costó hasta que se decidiera en qué instituto debía estar…
Realmente, a día de hoy, no sé cómo agradecer que la Comisión de Escolarización se olvidara de mí, de mi casa, de mi código postal y de mi expediente. Quizás sea la primera vez en la vida de alguien en que merezca la pena perder un expediente. Pero cómo me alegro, a pesar de los lloros que eché en ese coche aquel día.
Me separaron de mi amiga del alma, me rompieron todos los esquemas, y me dejaron en un instituto que teóricamente iba a ser más o menos el Bronx. Y dios lo que le gusta al españolito hablar, sin saber.
Mi amiga, se separó, pero no se perdió…y quizás, estar alejada en otro lugar me ayudó a valorar lo que tenía (lo que se guardaba entre ambas) y a no perder lo que podría haber perdido. Y es que, estar en el Avellaneda me sirvió para no perder a mis grandes amigos…y para encontrarlos.
El aura “angelical” que me rodeó por aquellos momentos, me nubló la vista más de un momento…menos mal, que los ángeles a veces se visten de naranja, de negro y en ocasiones, se ponen pendientes. Creo que en esas paredes se forjaron mis protectores de por vida. Y eso que ni se conocían. No puedo dejarme por el camino, a las contadas pero grandes personas que conocí en aquel momento, y que a veces, toman café conmigo en la biblioteca. El resto, a veces una cerveza…y otras, un cubata. Acabar esa etapa, fue dar la mano a la segunda. Mis protectores abrieron sus alas para guardarme en la vieja escuela y en la nueva universidad.
De no ser por ellos, empezar la universidad no hubiera sido lo mismo. Menos mal, que la paciencia, nació entre México y Guadalajara, y me soportó durante mucho, mucho tiempo…
Acabar esa etapa, fue dar un abrazo a la siguiente. Fuerzas para no derrumbarme cuando se me escapó el alma por los pies, corriendo, cual 100 metros lisos; fuerzas, para creerme lo que soy, y lo que podía dar. La selectividad, nunca celebrada, me daba la llave para empezar lo que ha sido, la mejor etapa de mi vida.
Todavía me acuerdo, del día en el que mi profesora de Lengua, la que me dio la posibilidad de lucirme de cara al Estado, preguntó en clase, quién iba a querer estudiar una carrera. Por aquel entonces, la mitad de los que estaban sentados en esos bancos de madera roñosos, no tenían ni idea ni qué iban a hacer ese verano, y la otra mitad sólo pensaban en el color del tanga que llevaba “la Patry” ese día. Entre risas, manos tímidas, y algún que otro sollozo, la profesora, nos dijo a los pocos que nos atrevimos a decir “sí quiero”, que sería en ese momento cuando conoceríamos por un lado, a las mejores personas de nuestras vidas, aunque también a los más gilipollas.
La verdad, es que tenía toda la razón. Y qué razón.
Estos cinco años, me han servido, para darme cuenta de muchas cosas…lo primero, que hay personas, que aunque no estén sentadas a tu lado, nunca debes dejar atrás. Que lo primero, es lo primero, que “lo verde” era “lo verde”, y que hay cosas que siempre hay que mantener.
Lo segundo, que nunca estás solo…que por más que pienses que el cielo está negro porque no para de llover, el sol…siempre, pero siempre sale, y a veces se pone tacones y llora cantando sentado en el coche mientras conduces a ninguna parte.
Lo tercero, que no se debe parar de sonreír: a la vida, al ombligo, y al diablo. Vestido como quieras, hablando, cantando, soñando, bailando, bebiendo, roncando…como quieras, pero sonriendo. Y que digan lo que quieran, pero mejor que digan, a no que callen.
Lo cuarto, que existe una teoría incierta sobre el alcohol y los males que conlleva, y que los corazones, hay que cuidarlos…aunque sea, a base de alcohol, bailes, y gestos. Que las palabras, se las termina llevando el viento, que lo importante es no rendirse y que la constancia hace un mundo, y lo sustenta.
Y lo último, lo quinto inverso, o lo antepenúltimo (como las copas) es que…hay gente que nunca podrás olvidar, por más que quieras; gente a la que olvidarás, aunque no quieras; gente que te llenará, aunque no quieras; y gente que te odiará, aunque no quieras. La imperfección del mundo, hará de él algo único; la lluvia nos acompañará a cada viaje que hagamos, nos beberemos la última copa en El Gallego, y me reiré con toda la tripa en el césped de la U.
Aunque se acabe esta etapa, no se me olvidará nada de lo que he aprendido, no dejaré de sentir la felicidad como la he sentido, y no dejaré de sonreír, como he sonreído.
Cruzar la barrera de los 20, nunca me fue fácil…pero increíblemente, este año me apetece cruzar el puente de los 23, acompañada en el camino de las personas que lo quieran y estén dispuesta a ello conmigo. Algunos de mis tesoros, ya lo han cruzado, otros les queda poco…y a otros mucho.
Yo os espero al otro lado, como hacía sin saberlo desde el verano del 2004.
Gracias a los que habéis hecho de mi, la mujer que soy.

Para lo bueno,
y para lo malo.

martes, 26 de abril de 2011

Al compás.

Por impulsos, como las olas que se arrastran a morir a la orilla del mar...
Por palpitaciones, como las que sufren los corazones taquicárdicos.
Por momentos,
por instantes con mucho sentimiento.

Así soy yo, así me muevo,

al compás de tus pasos palpitando por mi pelo.






Pum, pum,

pum, pum,

pum, pum,

pum, (pum).

viernes, 18 de marzo de 2011


Devuélveme las ganas de volar...
...y cuando puedas, los zapatos de tacón.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Como los cigarrillos...




Como los cigarros a manos de Jesús durante la semana,
o como los cigarros de Patri en un finde cualquiera...

Como el verde de los ojos de Patry y Alberto,
como los cubatas del Peli o Pablo...

Como las bromas de Joaquín o Rubén,
como los cabreos de cualquiera
como la elegancia de Miguel

Como los abrazos de Moi,
las fotos de Álex
o los bailes con Vir

Como la gasolina de mi escoba,
o los agujeros de mis medias

Como la nostalgia por España
o la que traerá Alemania

Como las canciones que nos quedan por bailar...
Como las veces que nos quedan por llorar
Como los Jueves vividos...


Así se han consumido los días que he pasado en esta U maravillosa




Uni-verso infinito el que encuentro en vosotros...







Gracias chicos
:)

miércoles, 20 de octubre de 2010

Elige bien la talla...la próxima vez


La altura no la dan los tacones, sino la gracia que tienes para andar con ellos...
To Alberto