miércoles, 30 de diciembre de 2009

La décima ( o como decía mi madre...)

Mi madre dice que cuando te haces mayor los años van pasando mucho más rápido. Y debe ser verdad, porque éste, ha sido un pájaro en medio en el cielo; es decir, un parpadeo y medio.

Enamorado, desesperado, apasionado, desenfrenado, alocado, embriagado, extasiado, ensimismado...y todos los participios que se te puedan ocurrir.

Su tiempo, ha sido un segundo, si es que de verdad ésta es la medida que puede tomarse.

Ha sido un año...raro. Tan raro como la forma que tenía cuando empezó, tan raro que nadie sabía la cómo se iba a dibujar, tan raro como ver caracolas en medio de un pueblo.

A decir verdad, y aunque mi madre lo diga, apenas escribo. De hecho, este año he dejado esto tan desolado que pareciera que hubiera pasado el Tsunami aquel del que hablé, el terremoto que se forma en mi casa cada domingo, y la M-30 en pleno retorno a casa por Navidad.

Encuentro todo desolado, y lo único que tengo lleno es el corazón, aunque no todo esté lleno de cosas bonitas.

Ha sido un año...raro. Y no lo digo por pesada, sino porque ha sido excesivamente agotador.

Mi abuelo, tu abuelo

Tu abuela, mi abuela

Mi madre, tu padre

Tu padre, el mío...

Y eso sin contar todos los miles de sucesos paranormales de idas y venidas de pareja, de tíos y tías, de primos y primas que ha habido.

Podría conjugar todos los tiempos para intentar resumir infinitesimalmente lo que ha ocurrido este año, y no me llegan (por mucho que digan que el castellano es una lengua muy rica)

Como le dije a "aquel", cuando estoy feliz apenas me salen las palabras...y supongo que en cierta manera es verdad. O eso, o que como dice mi madre, apenas tengo tiempo para respirar.

Ay mamá, mamá...cuanto sabes y qué loca me has vuelto últimamente.

Aún no sé como no he escrito más, con la de momentos ñoños que ha habido...supongo que me ha salido más rentable escribirlos en formato sms para que le llegaran al chico que empezó a leer esto.

Tengo una lista de buenos propósitos...supongo que como todos, pero es que los míos...o se cumplen o entro en depresión.

Y noto que apenas cogen fuerza mis letras, y que apenas sé cómo rellenar esto...

Sólo sé que esta es la décima...
...como décimo es el que vamos a empezar este segundo milenio...

y como los miles de besos que me quedan por darte.




Sé lo que he sido
No sé lo que seré
Podría saber lo que hubiera sido
Pero lo que soy
Nunca te lo diré








Si ya lo decía mi madre...que el amor engorda, y la felicidad también









Abuela, que se acabe ya
Papá...que te quiero
Mamá...para quieta un segundo, y quiérete
Carmen...sé feliz
Peque...crece :)

Tere...no te vayas nunca
Patry...vuelve

Barrio...Gracias
"Estos"...para los restos


Mi U, ... U know...what you make me feel...



Y tú...quiéreme, quiéreme siempre











Es la décima vez que lo digo...
a ver si por ésta...volvemos para atrás...
y empezamos de nuevo
Y que se pase lento...lento...

domingo, 30 de agosto de 2009

Ahora...

Ahora que todo está en silencio, ahora que el bebé está dormido, hablemos de mí.

Ahora que las fiestas han dejado los colores apagados y las luces han dejado ciego el corazón, hablemos de ti.

Ahora, que el aliento se ha llenado de barro, que las lágrimas se han secado al sol, hablemos de lo que nos pasa a ti y a mi.

Ahora, que he perdido la estabilidad en mis botas viejas, ahora que he vaciado el tercer cajón, ahora que estás harta del aquí y allí, hablemos un “tú y yo”.

Hablemos de lo absurdo que es mirarse al espejo
Hablemos de lo tontos que son algunos besos
Hablemos de la lágrima pegada en el hielo
Hablemos de lo rápido que pasa el tiempo.

Ahora, que el Cielo y Marte nos han mirado, hablemos de ti y de mí.
Ahora, que hemos perdido la fe en los enanos,
ahora que los labios se han teñido en azul tornasol,
ahora que las ferias nos han acorralado,
ahora, cuando no nos dé la luz del Sol.

Ahora que el mundo se ha acostado,
ahora que Campanilla ya no pide perdón,
ahora cuando estemos de la mano,
ahora cuando hablemos de amor.

Hablemos de lo malo que es el segundero,
de lo amargo que es el color del ron.
Hablemos de lo bueno que es el tiempo,
de lo dulce que es caminar con un olor.

Ahora que todo está en silencio.
Ahora que sólo se nos oye el corazón
Ahora que sólo estamos nosotras.

Hablemos de
lo buena que tú eres,
hablemos de lo mala que soy yo.









Hablemos de hace un año...y ya verás como nos reímos


Te quiero



lunes, 20 de julio de 2009

El ciclo de mi ombligo


La línea alba que une el monte de Venus y mi ombligo conduce al ciclo que se esconde dentro de él.
Digamos, que como dijo aquel…cierre de ciclo señores, cierre de un año con idas y venidas a mil y una partes.

Mi ombligo esconde muchos ciclos, desde el circadiano que asume mis siete horas de sueño, hasta el cardíaco que mide mis latidos por segundo.
Mi ombligo me cuenta por las noches que el ciclo de este año ha sido distinto.


Digamos que todo ha sido lo que no era y todo lo que no iba a ser ha sido.


Nunca le hubiera besado, y le besé
Nunca hubiera vuelto a las Canarias desde aquel maravilloso Septiembre, y volví
Nunca me hubiera comido el puchero asqueroso de la bruja de la cafetería, y me lo comí
Nunca hubiera bebido si iba a conducir, y lo hice
Nunca hubiera salido al Campus sin ella, y lo hice
Nunca hubiera reído en forma de U, y lo he hecho

Digamos que entre idas y venidas no he hecho un ciclo completo: he ido hacia delante, he vuelto atrás y me he tambaleado mucho de derecha a izquierda, mientras intentaba encontrar el camino a casa.
Sinceramente hace un año, no sé ni dónde estaba, pero si algo recuerdo es todo aquello que aceleró el pulso del ciclo que todos llevamos dentro.
Le miré de nuevo, y le besé en la cola de un supermercado
Lloré por su culpa, otra vez, y le olvidé para siempre
Creí que nunca más volvería a sonreír y a hablar de cerca al oído (sobre todo para conquistar a alguien), y lo hice todo a la luz de los candiles que colgaban de un ángel blanco postrado en la barra de un bar (y a base de dejarme las amígdalas en el intento).
Creí que no le recuperaría nunca, y creo que lo conseguí
Perdí a gente que quería, y no se (me) lo perdonaré
Le perdí, o me perdió en un suspiro y nos cogimos de la mano después de tomar café mientras hablábamos de cómo Campanilla volaba por encima de una luna verde y de lo difícil que es aquel código secreto
Nos besamos sin que nada nos importase, y comprendí entonces que el mundo tiene unos bonitos ojos negros
Se pusieron mis zapatos amarillos, y los perdí
Me regalaron muchas sonrisas, un par de notas y se les olvidaron las lentillas en el lavabo de mi casa.

Como dijo aquel “sujeto en fase experimental”…ví que tenía más amigos de los que creía y que no todos los que creía los tenía, y me decidí a beberme el Timanfaya con ellos y con sus botas de Almirante.

Pese a la cercanía del cierre del ciclo (esta vez del menstrual) no quiero pecar de descuidada, dejándome apuntadas un par de cosas que encontré en un par de esos post-ids amarillos…

Comprendí que no existen razas ni sexos, o más bien que el sexo no entiende de razas, momentos ni pelirrojos y que todo cabe en un par de tapers, cuelga de una campanilla y se sienta en un par de sillas verdes de la universidad.
Comprendí que la sinceridad puede medir más o menos metro y medio, y que si te descuidas se te bebe un par de TGVs
Me di cuenta de los muchos tonos de verde que bailan en los ojos de Patri mientras ríe y llora.
Comprendí lo importante que es vivir en un “top ten”, o más bien, poder escribirlo mientras te pones un pañuelo en el pelo, buscas unas gafas de Sol y te plantas el pijama para bajar a desayunar.
Comprendí que en el mundo hay más almirantes en tierra de los que creemos, y que tienen más cojones que un tal Barbanegra (que era un pirata)
Me percaté de que Pitingo en realidad era hijo de Carlos Jesús y que en sus ratos libres se ponía el pelo rojo,
que las cartas del UNO pueden ser infernales
y que los hombres con sombrero que te encuentras por Madrid, muy especiales.
Que un chaleco da elegancia, que siempre hay que tomarse otra y que es importante que el whisky no se convierta en tu pelo.
Que las pequeñazas podemos tener muy mala ostia, y que los tatuajes al final siguen siendo todo un misterio (aún cuando ya los llevas puestos).
Que hay muchos dioses en el Olimpo, pero que al Olimpo no llegan todos los dioses (ni diosas), y que prefieren quedarse aquí conmigo hciéndose fotos.
Que la nieve te puede jugar una mala pasada, pero joder cómo te lo pasas jugando con ella (y que calorcito da cuando lo haces en buena compañía).
Que la de Embrio en sus ratos libres pone supositorios del calibre 42 y que ahora que Michael ya no está, el Cuttuli será nuestro nuevo Dios.
Que los sesenta son la caña, y que nos falta aún la de los 70 y los 80.

Y que si con alguna palabra me quedo, es con la de GAFAS

Señores,
Cierre de ciclo
Ecuador en mi ombligo
Ecuador en mi carrera
Ecuador en mi vida



Gracias






Sé que os voy a echar mucho de menos…

miércoles, 27 de mayo de 2009

Celos...del viento

Siempre me gustó recordar riendo...o reír mientras recuerdo, lo cierto es que no termino de recordar bien que era... (jaja)

La verdad, es que río viéndonos jugar al perro y al gato mientras los ángeles vestidos de ron negro, y vozka blanco apagaban las luces que íbamos dejando a nuestro paso.

Supongo que será por eso, que me traslado al borde esquinado de tu inexplorable habitación roja, cuando pienso en aquellas que un día pudieran hacerte reír como yo. Y no me lamento...

No lo hago mientras me siento en la mesa de las siete esquinas al lado del carro del Heno, en el que se ha montado Eolo, trastocando todo con su absurda manía de soplar la paja para regalársela al viento. Y hay que ver, lo fácil que desaparece la alpahaca son un simple y tonto encuentro.

Pese a lo burda y basta que puedo llegar a sentirme vestida con las prendas del último otoño a primeros de junio, siempre me encontré un poco frágil (y digamos que ligera) mientras me miraba al espejo de azúcar, y supongo que será eso, lo que hace que me ponga verde (como buena bruja que soy) cuando recuerdo que un día perseguiste a la chica Bonsai mientras te comías las grosellas del árbol del Olvido.

Supongo, que mi condición de mujer (bruja o no) y esa extraña y malévola costumbre de desperdiciar semillas en cada uno de los ritmos circadianos de los días, me convierte en la frágil flor del cerezo, que siempre se meció al son del eco y de las canciones que le regalaba la musa de los vientos.

Supongo, que me falta el color en los labios, el negro en los ojos y la magia en las palabras para conseguir que mi presente sea futuro y deje de envidiar a un pasado que nunca existió y que mucho menos sabe reflejarse en el espejo...



Supongo que tengo celos,
de los que se comen
de los que se van lejos
...pero es que quiera o no...
tengo celos, celos del viento.




















Tengo miedo de mirarte desde la esquina encerrada...
...y no desde la silla que decora nuestro mundo paralelo







Miedo, de que pierda la noción

y que olvides la forma en la que caen

las flores del cerezo

miércoles, 29 de abril de 2009

Ese chispazo...

Excuse me...










Llego a casa...con el estado neuronal agotado, y pienso acerca de lo injusto que es el mundo, en la moda que hay con la peste porcina, en lo desangelados que están los niños de África, y en lo mucho, mucho que me jode el SIDA...

Luego están aquellos, a los que se les deforman las extremidades porque pareciera que el mundo se les hace pequeño, aquellos en los que las ideas les juegan una mala pasada, los otros que se fueron con mi abuelo, y aquellas ratas que putearon a base de bien en el experimento número 10.

Suerte, que en lo que llevamos de años (exactamente tres) he aprendido a ver, que ni los niños andan tan jodidos, y que las neuronas a lo mejor no se mueren tanto.
Suerte, que me enseñaron a ver el potencial talento que tenemos, a pesar de perderlo con la mitad de nuestros actos reflejos, convirtiéndonos en un estado de larva asquerosa que ha perdido el sentido en la metamorfosis...

Y como la neurobiología se me da fatal, no puedo evitar hacer chispazo, que no sinapsis, cada vez que pienso en lo mal que lo paso con la impotencia de mis cuerdas vocales y en la escasa importancia que eso tiene cuando mi cuello aún gira 97º para poder seguir observando lo jodidos que están los niños de África, lo puta que es la malaria, y lo mal que me llevo con las enfermedades autoinmunes...


















En nuestro afán egocéntrico olvidamos aquel día,
que lo que a nosotros simplemente nos pone nerviosos...
...a ellos les mata...








Semana de nervios...y voces...pero realmente...de examen de conciencia


miércoles, 22 de abril de 2009

Me cuelgan gatos del pelo...

Más o menos porque poco a poco me estoy volviendo loca...


Me dedico a almacenar mininos en mi cabeza, que me arañan y quieren salir,


bien para ronronearte en el costado,


o bien para rascarte la espalda...


A mis gatos, les encanta dormirse sobre tu regazo...


y les encanta ronronear a Dream en el oído susurrándole los secretos que se esconden en mi cabeza por la noche...


Ellos, con su afán de curiosidad, miran y tocan tus pupilas con sus ojos negros...


y arañan tu mirada intentándote arrancar los secretos a base de besos o caricias...


Mis gatos, y mis gatas se quieren acostar contigo todas las noches,


durmiendo en lunas de sábanas blancas, mientras caminan equilibrándose en sus tacones, a lo largo de los tejados...reconstruyendo las memorias escritas en nubes de algodón...


Me cuelgan un par de gatos de la cabeza...


Uno que una vez se durmió en mi ombligo, y otro que salió corriendo porque le daba miedo el Rojo...











Fíjate que cosas...me cuelga un gato loco de la cabeza...y no me quejo...




(La foto es de A.Kawasaki)


Semana de zarpazos...y arañazos...

sábado, 4 de abril de 2009

Fotografía


No sé el tiempo que hace que nos conocemos,

ni el tiempo que queda para volver a conocer algo más de ti,

ni el tiempo que pueda seguir oliéndote,

ni el tiempo que me queda aquí para olerte...


Sólo sé el tiempo que quiero gastar en ello,

y en lo joven que puedo llegar a ser a pesar de lo vieja que pueda parecer esta fotografía.


No entiendo de horarios, ni de normas morales...

de hecho siempre llego tarde a todos los sitios...

Y contigo no sé cuando llegué realmente,

ni si fue pronto o tarde...aunque más bien fue lo segundo...


No sé nada de fechas, ni nombres...

Ni siquiera sé cómo nos llamamos realmente tú y yo...

Sólo sé lo que podemos llegar a sumar...


No sé tampoco de segundos, ni minutos...porque podría pasar contigo las horas muertas...


Supongo que cada una de las escasas fotografías que tenemos ha robado todo el tiempo que ha podido en un instante, y lo cierto es que las más vivas son las que sólo nos tienen a ti y a mí...será por eso que nunca te dejas hacerlas...no sean que nos roben un pedacito de eso que llaman vida...


No sé de flashes, ni de enfoques, ni objetivos reales...

supongo que no sé nada de fotografía...


Pero lo único que sé es que hacía mucho tiempo que no me veía sonreir así...

















Muérdeme dónde y cuanto quieras...
pero hazlo con toda el alma hasta que lo sienta el corazón...

domingo, 22 de marzo de 2009

Un año...

Llevo un año respirando momentos y dibujándolos entre puntos y comas, letras redondas y líneas claras.
Llevo un año, bebiéndome la vida, esperando cada minuto para poder encontrar un trozo de papel blanco, o roto, en el que poder desgajar cada uno de los espasmos que me ha dado el corazón en un día.
Llevo un año llegando tarde, por entretenerme en instantáneas que me han dejado los ojos abiertos, y llevo un año, desahogando mis lágrimas, mis sonrisas y mis sentimientos entre cuadernos de hoja caduca y márgenes de libros.
Llevo un año recorriendo los poros de la piel de mi naranja para poder contarle al mundo lo feliz que soy, o lo triste que puedo llegar a ser, en cada uno de los reflejos que me regala el espejo de mi baño.

Y llego tarde, como siempre, pero es que hace poco más de un año me embarqué en una historia de esas que guardaba mi padre en el bolsillo de su americana.
Y es por él, y sus historias por las que la forma de mis pecas son redondas, por él y sus aspavientos, por lo que mis manos no paran de moverse alocadas con el viento, por él, por el que me decidí a escribir mi propio cuento…

A mi Aristóteles gordito y medio calvo, apenas le gusta leer las cosas que escribo, supongo que será porque cuando él llora, le duele más (por eso de que tiene los ojos saltones) y no le apetezca ponerse más tonto que el día aquel en el que le dio por casarse por segunda vez con la mujer de su vida.

Supongo, que en un año apenas puedo decir nada más que nada, y que sigo escuchando, y escribiendo, y viajando…porque me encanta viajar a través del tiempo cuando leo lo que un día salió de mi boca, y me bebo lo que calló de mis ojos…
Si vuelvo atrás, en el reflejo de mi espejo, me pregunto qué hubiera sido de hoy si ayer no hubiera escrito lo que tenía dentro.
Qué hubiera sido del chico de rayas, de su extraña forma de ver el mundo, y a mí, y de su incapacidad para comprender que no era tan absurda.
Qué hubiera sido de ayer si mañana siguiera encerrada en una ilusión que intenté forjar.
Qué hubiera sido de mañana si ayer apenas me miraba a los ojos
Qué hubiera sido de hoy, si mi padre no hubiera llorado aquella noche.

Me río de lo absurdo que es el tiempo, y de lo redondas que son las casualidades, de lo efímero que son los sentimientos que agotan el alma…y de lo eternos que son los que la avivan.

Así que, digamos, que seguiré escuchando con mis manos lo que me regale el viento, que de momento, no me ha ido tan mal…
















A Aristóteles…y su extraña manera de conseguir hacerme reír.
Y al chico de rayas…
Por animarme siempre a hacerlo
.

domingo, 8 de marzo de 2009

No se lo digas a mamá...

Me gustas cuando callas,
porque estás como ausente…

P. Neruda







Callas en cada sonrisa, lo que muchos pagarían por callar a besos…aunque tú no lo sepas.

Callas, cuando bailas por el pasillo de casa, despierta y risueña como las golondrinas del porche en verano.

Callas, dormida, mientras me agarras fuerte la mano cada noche bajo la sábana.

Callas, en cada mirada, y callas en cada abrazo de esos que te rompen la espalda.

Callas, en las provocaciones de mamá, cuando te pregunta por el chico que quiero.

Callas, en la infinidad de las tardes y noches a solas, mientras nos acompañan mis gafas, y las tuyas, tu ordenador, y el mío, y mi café y tus magdalenas.

Callas, cuando te llamo Lisetz a escondidas,
cuando me escondo en las tardes de domingo por la plaza,
cuando andamos tú y yo, por la plaza, callando.

Callamos momentos juntas, mientras nos hablan secretos del pasado.
Y callamos los momentos del presente
mientras matamos el futuro a base de chupitos de Tequila.


No se lo digas a mamá pero…
eres la luz de mi caja de música, que baila a escondidas haciéndome sonreír mientras tú sonríes.
Eres la guardiana de mis pecados asegurados bajo tu almohada.
Eres tú el ángel de mi guarda que recorre descalza las vetas del pasillo.
Eres tú la niña de mis ojos, la guardiana de mis penas y la pasión que vuela en mis alegrías.

No se lo digas a mamá pero…seguiré quitándote las piedras del camino si me prometes beberte la vida en suspiros, y dejarme que te mire desde el otro lado de mi ventana.











Te escribo a escasos segundos de tu 17º cumpleaños
Mientras callas cantando en tu cuarto
Mientras callas con una sonrisa
Lo que llevo tatuado en el cuello…
Y en el corazón.


Te quiero enana,
Felicidades

domingo, 11 de enero de 2009

El violinista



Mientras ella caminaba errante por la plaza…sentía el frío que se siente cuando tienes la necesidad del café de las cuatro, o de las seis, o de las ocho, o de las doce…
Sentía, la necesidad de correr, para sentir en calor en los tobillos, la última nota de su canción favorita, o el simple pálpito de su corazón…

Últimamente, le gustaba perderse solitaria por los adoquines de la plaza, comiendo patatas, o simplemente parándose cada dos por tres en el escaparate de enfrente mientras se ataba los cordones de sus zapatillas horteras…
Sentía esa necesidad de respirar aire puro los domingos, y esa necesidad de volar sobre el aire frío, que siempre es menos denso, las tardes en las que la bata de guatiné y el café mal hervido se apoderaban de ella…

Aquella tarde, sintió la necesidad de volar hasta la plaza teñida de rojo, o sentarse a esperar en aquel banco que juntos habían mirado tantas veces sin decir nada…
Comprendió en ese mismo momento, que quedarse dormida en los brazos del violinista aquella noche, no había sido un error, y que necesitaba de sus sinfónicas pequeñas notas para bailarle a la rutina cada día…
A ella, y a su vestido de fruta escarchada, le gustaba bailar vals con su padre, comer cerezas con su hermana, beber cerveza con sus primos, y acompañar a su amigo del alma a por una chaqueta que no le valiera a la dama de hierro…
A ella le gustaba todo eso, y mucho más…

Le gustaba perderse por los charcos helados de la plaza los 24 de diciembre…y navegar entre la bruma, sin saber que el último cálido beso de la noche, despertaría la nevada más grande de los últimos 50 años…
Ella no sabía nada, ni sabía que iba a volver a flotar entre las vetas de madera del magnífico Stradivarius, ni a tararear canciones viejas por las franjas del parquet del pasillo de su casa…
Tampoco conocía las estrofas del último eslabón de Para Elisa de Beethoven, ni si Billy consiguió ser un héroe…o no…
Pero lo que sí sabía a ciencia acierta era que, mientras las hojas de los olmos se helaban, a ella se le calentaba la sonrisa perdiéndose en luceros negros, y que se le enfriaba la nariz…si con ello conseguía que las manos del violinista alborotaran sus pecas en clave de Sol aunque fuera en dos pequeños tiempos…

Le gustaba cantar por las mañanas…y frente al espejo, y le gustaba beber café descalza…por la casa…y acariciar a su perro...

Le gustaba todo si tenía ése acento, le gustaba si se movía en pentagramas de formas armoniosas, y pensamientos blancos…

Incluso le gustaban los silencios…

Le gustaba todo…

Y la luz que desprendía el reloj de la Plaza cuando lo miraba desesperada desde su nuca…

Y dormir entre sábanas blancas, y cojines enredados…

Y perderse dormida por las calles…

Y soñar como lo hacen los gatos…

Y todo más, si las nanas salían de sus manos mientras él acariciaba el violín de Sherezade















A el violinista...
...nunca dejes de tocar...