domingo, 6 de abril de 2008

El paseo...


Se acostó un viernes con el estómago lleno de nervios, como si hubiera sido la única cosa que pudiera comer.

Durmió agitada entre las sábanas esperando la llegada del sábado. Sonó el despertador y el cuerpo y el alma parecían no estar unidas: el primero estaba sentado en una silla, y la segunda había llegado ya a la tarde esperando una llamada, o una simple sorpresa.

Sirvió a su sangre de lo que pudo y lo que su temblorosa garganta le dejó, y marchó, una vez más a Moncloa con las zapatillas roñosas de siempre, el traje azul imponente con el blanco guardado debajo en la mochila, y la tarjeta de arco iris que podía significar el pase a la gloria.

Una hora más, un mensaje que no llega, un juego de pies adornados con pulseras azules, el pecho blanco y esta vez las mariposas revoloteando por el ambiente caluroso que acompañaba a la madera…
Con sorpresa, oyó su nombre una vez más y cuando quiso darse cuenta los brazos de la mujer trajeada de nariz ancha se habían abierto esperando su llegada.

Las pulseras llegaban ahora a las rodillas torcidas de siempre, los nervios salían de la boca y se expresaban con las manos que intentaban demostrar la fuerza que sólo el bajito de gafas y el enano con alas supieron ver en su día.

Por un momento vio que esta vez sí podía, que podía y que valía y que la fuerza de sus demonios acompañaba cada uno de sus momentos.

De nuevo llegó la Injusticia vestida con tres corbatas a rayas y contuvo una vez más la respiración, se atusó el pelo y apretó el cinturón. Sacó un nuevo as de su manga mientras seis ojos angelicales y 4 expectantes miraban como de nuevo fallaban sus rodillas machacadas.

La Injusticia ganó aquel día, pero ella aprendió (después de tanto tiempo) que la fuerza de sus demonios vestidos con alas de mariposas eran los que precisamente le harían poder luchar el resto de sus días.



Los seis, se convirtieron en diez ojos con complejo de repisa…y después en cinco sonrisas amables, una de ellas con sabor a gloria de fresa.
De recuerdo, una bonita medalla color violeta en la izquierda y un broche rojo en el pie derecho.

Supo que si por un momento anduvo por el Arco Iris, fue porque ella, por sí misma, podía hacerlo.




Gracias a Jorge, Tere y Ringo
por ser mis ojos angelicales; y a
Juancar y Yoli por brindarme un día más
la confianza que sólo ellos saben poner en mis
fastidiadas rodillas.

5 comentarios:

david santos dijo...

Excelente trabajo.
Tu es mestre!
Gracias por compartir con nosotros tan bueno trabajo.
Hasta siempre.

ConchaOlid dijo...

Mery, soy del todo analfabeta o mi neurona anda escasa de fuerzas... hablame y dime que las mariposas se harán cargo de todo.
...

Cristina dijo...

Uff! acabo de leer tu comentario en mi Diván y me ha alegrado el día te lo aseguro: Muchas Gracias.
Después, evidentemente he entrado en tu blog y como hago siempre, leo las letras de la cabecera y tu último post. He pensado pues suerte que no suyo no es escribir! Madre mia, pedazo de relato. Me ha encantado y además me ha recordado a un personaje muy muy especial para mi.
Muchas gracias por visitarme. Si hace falta, se pone otro diván para que te estires en el
Que pases un buen día

Cristina dijo...

Uff! acabo de leer tu comentario en mi Diván y me ha alegrado el día te lo aseguro: Muchas Gracias.
Después, evidentemente he entrado en tu blog y como hago siempre, leo las letras de la cabecera y tu último post. He pensado pues suerte que no suyo no es escribir! Madre mia, pedazo de relato. Me ha encantado y además me ha recordado a un personaje muy muy especial para mi.
Muchas gracias por visitarme. Si hace falta, se pone otro diván para que te estires en el
Que pases un buen día

ConchaOlid dijo...

...me lo figuro... pero me gusta ponerte en un brete.
la competición bien?...
Y sí, la fuerzas se sacan siempre.
Mi neurona mejor, gracias.